El vino ha estado durante mucho tiempo en la parte superior de la lista de las bebidas más apreciadas y consumidas en todo el mundo.
Sin embargo, ¿serías capaz de responder objetivamente qué es el vino seco?
El vino seco es el que contiene menor contenido de glucosa, más precisamente hasta cuatro gramos por litro (4g/l). Su bajo contenido en azúcares es el resultado del proceso de fermentación de las uvas y, por tanto, es de esperar que este vino no tenga un dulzor tan marcado en boca.
Se considera que un vino es dulce cuando su cantidad de azúcar residual es superior a 45 gramos de azúcar por litro.
Como casi todo el azúcar natural de la fruta se convierte en alcohol durante la fermentación, lo que queda es solo el llamado azúcar residual. Mucha gente cree que es este factor el que aporta más (o menos) calidad al vino, pero esto es un error. Es importante señalar que se trata solo de una clasificación de la bebida ligada a la legislación del país donde se comercializará el vino.
Por eso, si eres nuevo en el mundo del vino, los expertos te sugieren qué te dediques a entender con claridad los detalles que difieren de un vino a otro, de esta forma, las catas se realizarán de forma consciente y amena.
Cabe mencionar que el contenido de azúcar no agrega más o menos calidad al vino, solo sirve para marcar estilos y satisfacer los paladares que los desean.
El proceso de elaboración del vino seco
El vino seco se elabora a partir de uvas de la familia Vitis vinifera (uvas europeas o “uvas nobles”) y Vitis Labrusca. Actualmente, existen aproximadamente cinco mil uvas categorizadas como Vitis vinífera, entre las más famosas están Chardonnay, Cabernet Sauvignon, Pinot Noir, Malbec y Merlot.
Las Vitis Labrusca son más resistentes y adaptables y toleran una mayor humedad, siendo muy utilizadas en vinos frescos y de mesa.
Después de la molturación de las uvas, comienza el proceso de fermentación, cuando parte del azúcar de las uvas es transformado en alcohol por las levaduras. Este paso se puede realizar en barricas de madera, tinas de acero inoxidable o incluso en las propias botellas. Los vinos secos, semisecos y suaves se elaboran de la misma forma.
Ablandando el paladar
Si estás dando tus primeros pasos en el mundo de Bacchus, puedes probar a establecer un grado para, poco a poco, ir preparándote para descubrir sabores y aromas más llamativos.
Sin embargo, vale la pena recalcar: el sentido común asocia los términos “seco” y “suave” con el sabor de los vinos, pero el concepto de vino seco está ligado a la legislación que regula la bebida. Nuestra invitación es que te aventures en la experiencia sensorial que una botella puede brindar durante la degustación.
Si quieres empezar a acostumbrarte a la bebida, el consejo es probar primero vinos más ligeros, elaborados con uvas como Pinot Noir y Gamay. Los vinos elaborados a partir de estas uvas tienen menos taninos y, por tanto, más ligereza y suavidad en boca. Los aromas principales traen notas florales y de frutos rojos. Las cosechas recientes son las más indicadas.
Maridajes: vinos secos y platos que valen la pena
Entre la variedad de tipos de vinos, hay opciones que combinan con diferentes platos, desde pastas hasta mariscos.
Una pasta boloñesa, por ejemplo, puede ir bien con una copa de Cabernet Sauvignon, al igual que un Sauvignon Blanc marida bien con un plato de mariscos bien preparado.
En los días más fríos, una sopa puede calentar el paladar y también ser un gran maridaje con un vino tinto seco. Un Merlot muy aterciopelado, en cambio, le vendrá como anillo al dedo para acompañar, por ejemplo, los tradicionales capeletti.
Vale recordar que los platos grasos van mejor con vinos de alta acidez, ya que esta característica de la bebida enriquece el sabor de la grasa y hace más agradable el plato.
¿Qué te parece descubrir vinos exclusivos y sorprendentes al mejor precio todos los meses?